Los “problemas” de sueño en los niños no pertenecen únicamente a la primera infancia ni al periodo de adaptación a su cama, una vez pasada esta etapa, y probablemente años después de que el niño haya dormido sin problema de un tirón en su propia habitación, pueden aparecer dificultades para conciliar el sueño y miedos que generan en el niño la demanda de regresar al cuarto de los padres o de que ellos se vayan con él.
Fotografía de https://www.flickr.com/photos/enderst07/7437868890
Entre las conductas infantiles que más ansiedad desencadenan en los padres encontramos las expresiones de rabia y enfado. Las denominadas “rabietas”.
Por este motivo numerosos manuales ofrecen pautas para afrontar o atajar las rabietas o berrinches de nuestros hijos. Tal vez entre todas las pautas que puedan darse la más importante es comprender que es normal, que se trata de una fase natural y evolutivamente adaptativa del desarrollo de los pequeños.
El temor a “hacer caca” y el rechazo a intentarlo es uno de los procesos evolutivos más común en la infancia. Aunque suele ser más frecuente entre los dos y los cuatro años puede aparecer a cualquier edad a lo largo del niño e incluso surgir en la adolescencia.
En algunos casos el miedo coincide con la retirada del pañal y puede estar relacionado con dicho proceso, con el cambio global que supone y con la sensación de expulsar “fuera” algo interno. Según algunas teorías, ello responde al miedo a desprenderse de una parte de sí, o, por otro lado, miedo a lo que sale del propio cuerpo.
En un entorno social, donde la capacidad de relacionarse es una demanda continua del medio, la inseguridad, recelo y ansiedad ante situaciones sociales son fenómenos frecuentes en la población. Este tipo de temores suelen interferir de manera negativa sobre la vida de la persona que los padece y pueden llegar a convertirse en fobia social, definida por el DSM-IV como “miedo marcado y persistente a situaciones sociales debido al temor a hacer el ridículo o ser humillado por actuar inadecuadamente o por mostrar síntomas de nerviosismo” (American Psychiatric Association, 1994). La frecuencia de dichos miedos está aumentando progresivamente en la población occidental y el inicio de la ansiedad social es cada vez más temprano, en torno a los 5-6 años de edad (Ginsburg y Grover, 2005), afectando entre un 5% y un 15% de jóvenes y llegando a constituir lo que para muchos autores es el trastorno más prevalente en niños y adolescentes (Heimberg, Stein, Hiripi y Kessler, 2000; Merikangas, Nakamura y kessler, 2009).
A lo largo de este artículo se expondrá un breve resumen de los aspectos básicos del TDAH. Del mismo modo, se analizará la importancia de llevar a cabo un tratamiento multidisciplinar en el cual se incluye la activación de funciones cognitivas mediante el juego en la vida diaria de los niños.